Si con la llegada del frío te relajaste y pensabas que esos parásitos que tanto molestan a tu mascota en verano han desaparecido con las bajas temperaturas, lo cierto es que no debes descuidarte si quieres tener a tu perrito sano y alegre, correteando y saltando cuando das un paseo con él o simplemente jugando en casa. La mejor manera de combatir los parásitos es la prevención, y para ello lo mejor es proteger a tu perro con el antiparasitario Scalibor, un collar que combatirá estos pequeños insectos antes de que ataquen a tu compañero.

Aunque existen otras maneras de luchar con los parásitos externos, es mucho mejor evitarlos ya que, una vez contagiada tu mascota, es probable que luego aparezcan otros parásitos internos. Para ello, los dos primeros pasos son saber cuáles son estos parásitos y cuál es la mejor manera de prevenir su aparición.

Pulgas

Son el parásito más común al que se enfrentan los perros. De un tamaño minúsculo, son muy difíciles de identificar. Las pulgas se alimentan de la sangre del perro produciendo distintos efectos que van desde los picores o la dermatitis hasta permitir la entrada de otros parásitos como las tenias.

 

Garrapatas

Otro parásito frecuente y aún más peligroso que la pulga es la garrapata, también de un tamaño muy pequeño. La garrapata también succiona la sangre del perro con una picadura aún más intensa que la de la pulga. Además de poder contagiar al animal de los parásitos que alberga, puede provocar enfermedades como la babesiosis, la ehrlichiosis o la borreliosis.

 

Flebótomos

También conocido como mosquito, el flebótomo es portador del parásito de la leishmania. La picadura de estos mosquitos pueden llevar a que el perro contraiga leishmaniosis, una enfermedad gravísima que podría acabar con la vida del animal. Algunos síntomas de esta afección pueden ser la pérdida de pelo, úlceras entre orejas y patas o sangrado durante la orina.

Como te decíamos, una buena protección contra los parásitos externos también asegurará a tu perro frente a los parásitos internos. Para ello, algunos consejos básicos son mantener unas buenas condiciones higiénicas (algo que se aplica tanto en el contacto directo con tu mascota como en el recipiente de su comida), cuidar qué se mete en la boca cuando estéis en la calle, recoger sus excrementos y desecharlos, o no meterlo en la cama si no estamos seguros de que no hay parásitos. Existen también algunos remedios caseros que ayudan a prevenir los parásitos como poner un poco de levadura de cerveza a modo de complemento alimenticio o colocar bolsas rellenas de ramas de eucalipto bajo su cama. Además, hay soluciones naturales para combatir estos parásitos como puedan ser darle una cucharada de aceite de germen de trigo o de aceite de hígado de bacalao.